Llueve

Que no te engañe mi buena cara,
es porque desde que ella se fue
siempre es mal tiempo para mi.

Y eso que yo siempre fui más
de al mal tiempo buena manta,
pero si no está conmigo bajo ella
para que...

Llego la lluvia
y yo odio la lluvia,
siempre me recuerda que
lo nuestro hizo aguas.

Además, estar con ella se parecía demasiado
a lo feliz que eres de niño,
con botas de agua y saltando de charco en charco.

Y la odio porque ahora seguro que anda
compartiendo paraguas con algún otro
y no corriendo bajo la lluvia conmigo.

Después de la tormenta
llega el tormento y no calma.

Y es que hay trenes que pasan una sola vez en la vida
y mujeres que pasan una vez y se quedan toda una vida,
que ya ni es vida, ni es nada.

latidos

Cuando decís que os han roto el corazón,
muchas veces estáis equivocados,
lo que en realidad le han hecho
es darle la vida,
como cuando a un recién nacido
le dan una palmada en el culo.

Duele porque ha empezado a servir
para otra cosa que no sea latir,
porque hasta que no quieres con el corazón,
no empiezas a estar vivo.

Ahora

Llega un momento en el que deja de doler,
y claro que no la has olvidado, sigue muy presente
pero de alguna forma pasa a un segundo plano
ya no es el centro de tus pensamientos
(a pesar de que a menudo se pasee por ellos)
no sé explicar muy bien como,
pero lo que tanto dolía ahora solo escuece un poco
ya puedo mirar sus fotos sin centrar la vista en sus labios,
la sigo recordando casi todas las noches, pero ya no lloro
incluso puedo hablar con ella sin necesitar decirle:
- Te necesito.


Parece que la herida esta empezando a curarse, es más...
es una bonita cicatriz.

PIENSO DENUNCIARTE

Pienso denunciarte,
por robo.

La primera vez que te vi
me robaste las palabras,
quede mudo.

La segunda vez,
robaste mi tristeza.
A partir de entonces
lo harías para siempre
(un siempre con fecha de caducidad).

Sonrisas no me robabas,
me encantaba regalártelas.

En la tercera cita,
me robaste un beso
En la cuarta
no te dio tiempo a robarme
mi lado de la cama,
lo compartimos.
yo abajo, y tú arriba.

A las 2 semanas
ya me habías robado el corazón
y 19 poemas hablando de tu piel.

Pero no,
no es por estos robos que quisiera denunciarte,
seria de locos.
Son por aquellos que vinieron
cuando llegó la fecha caducidad
de aquel "para siempre".

Fue entonces, cuando me robaste: 

ahora si, la sonrisa,
las ganas de amar de nuevo,
y los besos que mi boca
ya no te darán.

Sin nada me dejaste.
Me has robado a TI MISMA,
y ese es,
el mayor robo de todos!

Soñando en mis muslos

Está tan guapa dormida…

Más incluso que despierta,

y mira que es difícil.

Yo ya no quiero dormir,

prefiero quedarme aquí,

así, despierto, mirándola…

Apenas me muevo,

no quisiera despertarla...

…Y es que tiene esa costumbre,

que me encanta!

De quedarse dormida,

apoyada en mis muslos.

Me encanta como se sonrojan sus mejillas cuando duerme,

parece como si notara que la estoy mirando.

Y perdón por repetirme,

pero está tan guapa.

Me pregunto si soñará conmigo…

…O si ya soy todo,

 con lo que Ella soñaba.

Cuando la mayoría duerme.

Otro café caliente

Cuando la mayoría duerme.

El sonido de las manijas del reloj marca cada segundo,

fuerte, como si fuese el último.

El café quema.

El tiempo corre, lento.

El flexo parece ser el único de los dos

que aporta algo de luz, entre tanta sombra.

La estantería llena de historias de papel, y de polvo también.

La cama inmensa, la cama vacía.

El café sigue caliente.

El folio desahoga, la tinta transcribe, el corazón duele.

La almohada llena de sueños, incumplidos.

El cuadro de la pared, torcido,

Parece decirme algo.

La ropa sucia se acumula en la silla.

La persiana echada, la luna parece querer colarse,

Se le adelantó la oscuridad.

El café ya se quedo frío,

la cama sigue vacía

Y yo sigo aquí, escribiendo cualquier chorrada que se me pase por la mente,

para no volver a escribir un poema, con tu nombre, pero…

Otra vez no pude evitar nombrarte

Cuando la mayoría duerme.

Del Amor al Odio...

Llego a casa, ya es tarde...

Llego odiando que siendo rehén de mi mirada

pagaras tu rescate y te marcharas,

que te llevaras contigo mi alegría

entre aquellas viejas maletas 

de promesas incumplidas.

Llego odiando el frío de la noche

por recordarme que nada me daba más calor

que tus abrazos.

Llego odiando la noche en sí,

pues no es más que el preludio de seguir soñándote,

esta vez dormido.

Odio el sol que mañana entrará por la ventana 

que pondrá en evidencia que amanecí

sin más compañía que mi almohada

y tu recuerdo.

Odio que mis labios se pregunten

el porque ya no te besan.

y que mis ojos ya no sepan ver

más allá de tu ausencia.

Del amor al odio……