Se le gasto la pila al reloj,
fue justo en el instante
en que decidimos separarnos,
después de aquello,
para mí no existía el tiempo,
solo pensaba en pasado y
me alimentaba de recuerdos
y créeme,
se pasa mucha hambre.
No sé muy bien
ni cómo ni por qué,
pero apareció ella,
no entiende nada del tiempo
y mucho menos de relojes,
es de esas personas que
la vida la mide en momentos
y del único tic tac
del que se guía,
le late en el pecho.
No tengo ni idea
de que paso,
pero mis latidos,
se han sincronizado
con los suyos
y a día de hoy,
mi reloj, sigue
sin dar la hora
¿Pero que más da?
Si cada instante
es nuestro momento.
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